Las desigualdades sociales y de acceso a la salud sistémicas y de larga data aumentan el riesgo de muchos grupos de minorías raciales y étnicas de enfermarse y morir a causa del COVID-19.
La expresión «grupos de minorías raciales y étnicas» incluye a las personas de color con diversos antecedentes y experiencias. Pero hay algunas experiencias compartidas entre muchas personas dentro de estos grupos, y los determinantes sociales de la salud han prevenido históricamente la igualdad de oportunidades de acceso a salud económica, física y emocional. [1]https://www.youtube-nocookie.com/embed/e2XXXyb7C28?autohide=0&enablejsapi=1&playerapiid=98653&modestbranding=1&rel=0&origin=https://www.cdc.gov?autohide=0&enablejsapi=1&playerapiid=98653&modestbranding=1&rel=0&origin=https://www.cdc.gov&wmode=opaque?enablejsapi=1
Hay cada vez más evidencia que da cuenta de que algunos grupos de minorías raciales y étnicas están sufriendo un efecto desproporcionado como consecuencia del COVID-19. [2], [3], [4], [5], [6] Las desigualdades en los determinantes sociales de la salud, como la pobreza y el acceso a atención médica, que afectan a estos grupos están interrelacionadas e influyen sobre diversos resultados y riesgos en relación con la salud y la calidad de vida.[1] Para lograr igualdad de oportunidades de acceso a la salud, es necesario eliminar las barreras para que todos tengan las mismas oportunidades de ser tan sanos como sea posible.
Factores que contribuyen a aumentar el riesgo
Las siguientes son algunas de las situaciones de inequidad en los determinantes sociales de la salud que aumentan el riesgo de contraer el COVID-19 y morir a causa de la enfermedad en grupos de minorías raciales y étnicas:
- Discriminación: lamentablemente en los sistemas cuyo propósito es proteger el bienestar o la salud, existe la discriminación. Algunos ejemplos de esos sistemas son los de atención médica, vivienda, educación, justicia penal y finanzas. La discriminación, que incluye al racismo, puede generar estrés crónico y tóxico y propicia los factores sociales y económicos que aumentan el riesgo de los grupos de minorías raciales y étnicas de contraer el COVID-19.[5], [7], [8], [9]
- Acceso a servicios de atención médica y utilización de estos servicios: es más probable que las personas de algunos grupos de minorías raciales y étnicas no tengan seguro médico, en comparación con las personas blancas no hispanas. [10] El acceso a servicios de atención médica también puede verse limitado para estos grupos por muchos otros factores, como la falta de transporte, de servicios de cuidados infantiles o de la posibilidad de tomarse tiempo libre del trabajo, las barreras de comunicación e idiomáticas, las diferencias culturales entre los pacientes y los proveedores y la discriminación histórica y actual en los sistemas de atención médica. [11] Algunas personas de grupos de minorías raciales y étnicas dudan a la hora de buscar atención porque no confían en el gobierno ni en los sistemas de atención médica responsables por las desigualdades en los tratamientos [12] y eventos históricos como el Estudio Tuskegee sobre sífilis no tratada en hombres afroestadounidenses y las medidas de esterilización sin consentimiento de las personas. [13], [14], [15], [16]
- Trabajo: las personas de algunos grupos de minorías raciales y étnicas tienen una representación desproporcionadamente grande en entornos de trabajo esencial como establecimientos de atención médica, granjas, fábricas, tiendas de comestibles y transporte público. [17] Algunas de las personas que trabajan en estos ámbitos tienen más probabilidad de estar expuestas al virus que causa el COVID-19 por diversos factores, como el contacto cercano con el público y otros trabajadores, no poder trabajar desde casa y no tener licencias por enfermedad pagas. [18]
- Brechas educativas, de ingresos y de acceso a la riqueza: las inequidades de acceso a educación de alta calidad para algunos grupos de minorías raciales y étnicas pueden provocar que menos integrantes de estos grupos terminen la escuela secundaria y generar barreras de acceso a educación universitaria. Esto puede limitar las opciones laborales a futuro, dejando solo alternativas con salarios bajos o empleos menos estables. [19] Las personas con opciones laborales más limitadas probablemente tengan menos flexibilidad para dejar sus trabajos, lo que aumenta su riesgo de exposición al virus que causa el COVID-19. Por lo general, las personas en estas situaciones no pueden darse el lujo de faltar al trabajo, incluso si están enfermas, porque no tienen suficiente dinero ahorrado para cubrir sus necesidades básicas como comida y otros gastos de vida.
- Vivienda: algunas personas de grupos de minorías raciales y étnicas viven en condiciones de hacinamiento que dificultan más las estrategias de prevención. En algunas culturas, es frecuente que varias generaciones de la familia vivan en el mismo hogar. Además, la tasa creciente y desproporcionada de desempleo entre algunos grupos de minorías raciales y étnicas durante la pandemia del COVID-19[19] puede aumentar el riesgo de desalojos y la cifra de personas sin hogar o que deben compartir vivienda.
Estos son algunos de los factores asociados a más casos, hospitalizaciones y muertes por COVID-19 en áreas donde viven, estudian, trabajan, se divierten y oran los grupos de minorías raciales y étnicas.[5],[10], [20], [21] También contribuyeron a aumentar la incidencia de algunas afecciones que aumentan el riesgo de enfermarse gravemente a causa del COVID-19. Además, las estrategias comunitarias para desacelerar la propagación del COVID-19 pueden causar daños no buscados, como la pérdida de ingresos, menos acceso a los servicios y más estrés, para algunos grupos de minorías raciales y étnicas. [22]
Lo que podemos hacer
La pandemia del COVID-19 puede modificar algunas formas de conectarnos y brindarnos apoyo mutuo. A medida que las personas y las comunidades responden a las recomendaciones y circunstancias relacionadas con el COVID-19 (como cierres de escuelas, cierres de lugares de trabajo, medidas de distanciamientos social), surgen consecuencias negativas no buscadas para el bienestar emocional, como la pérdida de la conexión y las redes de apoyo social. La fe compartida, la familia y las instituciones culturales son fuentes comunes de apoyo social. Encontrar formas de mantener la conexión y el apoyo, incluso estando separados físicamente, puede aportar herramientas y alentar a las personas y comunidades a protegerse, cuidar a las personas enfermas, mantener sanos a los niños y sobrellevar mejor el estrés.
Las organizaciones comunitarias y de fe, los empleadores, los sistemas y proveedores de atención médica, las agencias de salud pública, los encargados de políticas públicas y otros grupos pueden hacer su parte para ayudar a promover el acceso igualitario a la salud. Para prevenir la propagación del COVID-19, debemos trabajar juntos para garantizar que las personas tengan los recursos que necesitan para cuidar y mantener su salud física y mental, lo que incluye acceso fácil a información, pruebas de detección asequibles y a atención médica y de salud mental. Necesitamos programas y prácticas a la medida de las necesidades de las comunidades donde viven, aprenden, trabajan, se entretienen y oran los grupos de minorías raciales y étnicas.